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SIMBOLOS HERMETICOS PARA UN LENGUAJE UNIVERSAL

Obras Recientes de Sacha Tebó

Durante los últimos años del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, descubrimientos dignos de mención se han efectuado en el mundo. En lugares tales como Lascaux y Altamira en Francia y España respectivamente o Catal Huyuk en la actual Turquía, extraordinarios despliegues de símbolos pintados o grabados que datan de los periodos Paleolítico y Mesolítico de la Prehistoria del Oeste de Asia y Europa, fueron encontrados en lo más recóndito de las cuevas y otros lugares. Mucho se ha escrito a cerca de estas imágenes, en las que se combinan escenas de caza de animales, representaciones individuales de varias bestias y una combinación de lo que sería posible ahora definir como “Símbolos Abstractos”. Sus significados originales están evidentemente velados para nosotros.

¿Eran estas pinturas en las cavernas e incisiones en la roca escenas de animales ejecutadas con un propósito mágico en la mente (¿tal vez para atraer simbólicamente las criaturas que eran entonces necesarias para el sustento humano?, ¿Formaban sus creaciones parte de una práctica ritual especifica (muchas de ellas fueron descubiertas en lugares donde el hábitat humano hubiera sido improbable)?.

Todas estas preguntas sin respuestas hacen a estas antiguas pictografías ser más fascinantes e irresistibles.

Evidentemente, estas imágenes europeas y del Próximo Oriente tienen su contrapartida en las antiguas culturas que florecieron en África, Australia y en las Américas. Recientemente se han descubierto tallas en cuevas tanto en Australia como muchos de los petroglifos cincelados dentro de las rocas en Puerto Rico, Cuba, Hispaniola y Jamaica por el Taino, ancestrales habitantes del Caribe, son elocuentes testimonios del poder del tipo de simbolismo lineal que estas imágenes representan.

Una gran parte del trabajo de Sacha Tebó y particularmente sus mas recientes obras, incorporan, precisamente, estos elementos de misticismo hermético expresados con una fuerte reverencia al poder de la línea elocuente.

El crítico de arte haitiano Gérard Alexis, ha escrito un conveniente estudio del trabajo del artista (1) en el que argumenta la notable sensibilidad de Tebó hacia la inherente fuerza simbólica en una aproximación lineal al dibujo y a la pintura. Por un lado se podrían establecer unas plausibles conexiones entre el arte de Tebó y el de otros pintores de tradiciones europeo-americanas, donde han utilizado la línea como principal vehículo de ambiente emocional.

El maestro neoclásico J.A.D. Ingres empleaba la línea serpentina como el mayor instrumento visual para la creación de las imágenes sinuosas, sugestivas y a veces altamente erotizadas.

Los maestros del siglo XX tales como Paul Klee y el surrealista Joan Miró han creado unas de las metáforas mas poderosas de los estados sicológicos de la mente por medio del uso excepcionalmente indispensable de un dibujo lineal. En algunas de sus acertadas composiciones, el artista cubano Wilfredo Lam ha definido un mundo Afro-Caribeño encubierto de misterio y enigma a través del uso de representaciones pictóricas lineales desprovistas de adornos.

En las pinturas de Sacha Tebó la línea fluye en un movimiento que nos hace recordar, a menudo, la elegante maniobra, de una araña, creando su tela.

Las líneas de Tebo parecen sugerir unas presencias y fuerzas invisibles. En estos dibujos en el espacio, vacíos y llenos convergen mientras que la luz y la sombra se entremezclan en continuas ondulaciones.

Estas fuerzas altamente personales del mundo espiritual de Sacha Tebó son a menudo incorporadas en unas formas específicas, animal y humana.

La manipulación y apropiación del artista de los habitantes del reino animal hacen parte de los principios mas fascinantes de su obra. Aves de variadas especies no pasan de ser percibidos; el pelicano (o una figura en forma de pájaro próxima a la del pelicano) parece ser uno de los ocupantes mas frecuentes de los espacios un entorno de serenidad y de tranquilidad. Al describir las cualidades espirituales de las pinturas de Sacha Tebó, es importante guardar en mente que estas obras, en efecto, provienen de una personalidad creativa altamente sincronizada a las realidades metafísicas del mundo.

Tebó es, el mismo, abierto a experiencias que tal vez no podrían ser explicadas con interpretaciones convencionalmente empíricas. Al leer sus textos inéditos y en conversaciones con el artista, uno discierne los complejos sistemas de creencias que el mantiene. Tanto su arte es un símil de su propio mundo de convenciones espirituales. Tal como se puede espigar de su arte, Tebó creen lo que podría ser designado la “sincronicidad” de la existencia terrenal, la interconeccionidad de nuestras vidas con las de otra gente y otros seres, las inevitables correlaciones entre el mundo de los sentidos (los de realidad percibida) y de la más intangible, incorpórea atmósfera de lo sublime.

El arte de Tebó es, en su esencia, una reflexión de sus propias meditaciones profundamente metafísicas sobre el orden del cosmos. Realzando el talante de estas pinturas es el uso definitivo del color que utiliza el artista. El color es empleado para crear una atmosfera palpable para sugerir dimensiones mas lejanas a los espacios pictóricos. El color en el arte de Sacha Tebó ha jugado siempre un papel importante como mediador entre las variadas esferas síquicas sugeridas estas imágenes. Están enfocadas y unificadas por los (a menudo pastel, a veces suavemente acariciadores, mientras que en otro momento fuertes e impresionantes tonos que definen el ambiente del trabajo.

Sacha Tebó juega un importante papel en la historia del arte moderno de su nativo Haití. Hay un sentido urgente de lo espiritual y de lo intenso emocional en estas obras que las conectan con la producción visual de algunos de los mejores maestros modernos de las diversas tradiciones que constituyen la historia de la pintura haitiana desde los años 30 hasta el presente.

Podríamos pensar, por ejemplo, en Pétion Savain o Lucien Price. Hay también una cierta similitud en la utilización de símbolos abreviados que Tebó hace con los observamos en el arte de Max Pinchinat.

En suma, un observador sensible puede también captar una analogía entre las obras de Tebó y la urgencia emocional de algo del mejor arte que ha emergido del circulo de artistas asociados con Le Centre d’ Art en Puerto Príncipe en los años 40 y 50 (2).

No obstante, hay poco o nada en el arte de Tebó que lo marque como un pintor “Haitiano”.

Lo culturalmente especifico y no lo folclórico no tienen lugar en el arte de Sacha Tebó, un pintor que ha inventado un lenguaje visual altamente original y personal con el cual expresa estos estados emocionales y síquicos que Inter conexionan cada persona sobre este planeta.

Crítico Edward J. Sullivan

GALERIA BOTELLO

03 MARZO 1998

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